Granada, sueño de poetas y guerreros, la última ciudad del imperio andalusí respira por cada uno de sus rincones esa historia milenaria. Situada entre el río Darro y Genil, a las faldas de Sierra Nevada, Granada cuenta con una posición privilegiada, con la playa y la nieve a tiro de piedra, lo que ofrece al viajero multitud de alternativas para disfrutar de esta maravillosa ciudad.
Llegar a Granada es sentir la Alhambra que vigila majestuosa la ciudad, es pasear por el Albaicín, por sus callejuelas y plazuelas, o admirar sus cármenes (casas-jardín).
Granada es también tapear por el casco antiguo, comprar flores en la plaza de Bib-Rambla o pasear por la Carrera del Darro. Llegar a esta ciudad es vivir la calle, disfrutar de la simpatía de sus gentes y sobre todo admirar las joyas artísticas que han ido legando las diferentes culturas que han pasado por ella.Granada no es sólo la Alhambra, aunque con esto ya sería más que suficiente.
El viajero encontrará la huella árabe en el Generalife, residencia de verano de los monarcas nazaríes; en el barrio del Albaicín, justo enfrente de la Alhambra y desde el cual disfrutará de algunas de las mejores vistas de la misma.