En la costa meridional tunecina, en sus tierras se mezclan las dunas del desierto con la fresca brisa del mediterráneo. Djerba fue un paraíso para el Ulises de Homero y sigue siéndolo hoy para el viajero que se adentra en sus bellos rincones.
Situada en pleno golfo de Gabes, la isla de Djerba con sus 514 m2 de superficie está unida por el ferry que parte de Djorf hacia Aim y por una calzada romana de 7 kilómetros que llega a El Kantara, un fondeadero muy apreciado por los pescadores de la isla. Es la mayor isla del norte de África y ha sido escenario de películas tan míticas como La Guerra de las Galaxias.
Adentrarse en Djerba es hacerlo en un bello oasis lleno de palmeras, olivos y árboles frutales entre los que aparecen diseminadas las Menzels, viviendas típicas de Djerba y únicas en el mundo que construidas a modo de fortaleza se hayan rodeada de una huerta.
Playas de fina arena blanca y aguas templadas y cristalinas como Sidi Mahares y la playa de Sidi Bakur completan este espectacular edén que se encuentra sólo a 2 ó 3 horas de avión de cualquier punto de Europa.